ombligos

Cierras los ojos y un enjambre de cocos revolotea en una planta de algodón, succionando el néctar plástico, ácido estomacal, hebras capilares.
Tocarle el pelo es ver caer miel, asomarse a la taza del váter y vomitar palabras, tirar de la cadena y leer un mensaje de esperanza, atar el cabello, te reto, te reto dos veces cabronazo. Cierra los ojos y será cuando veas, una selva con cascadas de plasma. Un tótem se te acerca con pasos de pingüino y forma de conejo, cuyo cascabel es una serpiente, de escamas color cremallera. Una liana te empuja, qué trascendente. Abres los ojos, es cuando llegas al fondo del pozo, huele a dioses y el sueño te atrapa, tus manos son de lana y las posas tras las orejas. El ombligo empieza a deshacerse efervescentemente.