El enorme pulpo liláceo resurgía del mar.Se escuchaba un estruendoso grito que profirió el gigantesco animal fácilmente confundible con un cetáceo. Su aspecto era absolutamente aterrador, apabullante. El octópodo salió húmedo y a la vez humeante de manera terrorífica y adoptó una postura de ataque fácilmente distinguible.
La niña permanecia impasible, observando con enorme curiosidad al monstruo.
Este se acercó con decisión a devorar al pequeño amago de humano, enrolló uno de sus tentáculos alrededor de la cintura de la pequeña y cuando otro tentáculo estaba a punto de agarrar su diminuta cabecita, ella le plantó un besito al viscoso apéndice.
4/9/08
Los informativos no tendrían que ser serios.
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