Apaga eso, bucanero.

Estando tumbada de lado, lo nota detrás, es una fuerza, un empuje.
Hiciese lo que hiciese le iba acabar tirando de la cama, la fuerza le estaba apretando cada vez más y el temor impedía mirar hacia atrás.
Al principio sólo era un pequeño empujón pero poco a poco iba siendo cada vez más fuerte hasta llegar al punto en el que tenía que agarrar con sus manos la sábana cubre colchón como si estuviese cayendo por un catarata.
Sucedió.
El frío suelo. JODER.
Se levantó y se puso esos pantalones azules de cuadritos blancos, se deslizaban por la blanca piel.